Necesidad (y en algunos casos también nobleza) obliga, dice el refranero, y Huawei es el ejemplo perfecto de haberse visto (y seguir viéndose en el presente, en realidad) en esa tesitura. Vista en sus inicios como una tecnológica con un potencial excepcional (recuerdo que, con la llegada de sus primeros smartphones, hubo quienes llegaron a calificarla como «la nueva Apple»), la década pasada tuvo que enfrentar las acusaciones de trabajar al servicio del gobierno chino, lo que como sabes se tradujo en su expulsión del mercado estadounidense, que se desautorizara la venta de componentes a la misma, la prohibición de emplear la versión de Android con los servicios de Google y pasar a existir, a partir de ese momento, con la sombra de la sospecha siempre a su lado. Pese a las dificultades regulatorias que ha tenido que enfrentar en parte de occidente, Huawei ha logrado mantenerse como una tecnológica de referencia en muchos de los mercados en los que participa. Y es que el prestigio logrado antes de que llegaran los problemas se debe, sin duda, a que siempre ha sido una compañía comprometida con la innovación y que, por lo tanto, ha sabido identificar tendencias de manera temprana y sumarse a ellas de manera acertada y, por lo tanto, exitosas.
Uno de sus mayores éxitos, a nivel global, se produjo en el mercado de los smartphones, en el que logró escalar hasta posiciones que habrían parecido imposibles poco tiempo atrás. La expulsión de la marca del ecosistema Android, a instancias del sistema político y regulatorio de Estados Unidos, tuvo un gran impacto negativo en este sentido, pero aún así la marca supo reinventarse, tanto con la base de AOSP (la variante de Android libre y sin los servicios de Google) junto con su propia personalización, como, de manera más ambiciosa con HarmonyOS y recurriendo a los integrados con 5G de SMIC, responsable de la producción de su integrado Kirin 9000s… En esas circunstancias, claro, cabría esperar políticas de economía de guerra, es decir, que la marca se limitara a intentar equipararse al resto de propuestas del mercado para mantener su competitividad. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, el éxito de las medidas adoptadas en este sentido ha permitido que Huawei pueda seguir innovando y experimentando con tecnologías (y, claro, propuestas basadas en las mismas) que no tienen nada que envidiar a las de otras empresas de referencia en el sector.
El ejemplo más reciente de ello lo vimos hace menos de dos semanas, cuando se hizo pública la imagen de Y es que, como recoge GSM Arena, El presidente de Huawei, Richard Yu ha sido visto utilizando un dispositivo con una pantalla con dos pliegues. Y esto, además, no ha ocurrido en algún entorno privado, por alguna filtración o algo así. No, el directivo estaba empleando este doble plegable en un avión de pasajeros. Esto, claro, nos invitó a pensar en una falta de discreción puntual, pero ahora parece que podría ser algo más. ¿Por qué? Pues porque, como vemos en PhoneArena, el smartphone-tablet con pantalla de dos pliegues de Huawei ha vuelto a ser visto en público, y de nuevo en manos de Richard Yu, igual que hace dos semanas. Que ocurriera una vez puede ser accidental, que ocurra dos, ya nos invita a pensar en otras posibilidades.
Sea como fuere, y dado que la única información oficial sobre este dispositivo son las imágenes del ejecutivo de la tecnológica haciendo uso del mismo (entendemos que se trata, claro, de un prototipo), cabe pensar que su fase de diseño se debe encontrar ya en un buen punto, y que la compañía ya debe estar estudiando otros puntos clave de cara a llevarlo al mercado. No sabemos si esto ocurrirá finalmente, pues pueden ser muchos los factores que fuercen una decisión en contra, pero su planteamiento es, sin duda, interesante y prometedor.